Aunque tu bebé apenas tenga uno que otro dientecito, las caries podrían aparecer si no tomas tus precauciones. De acuerdo con expertos, las caries a temprana edad (antes del año, por ejemplo) suelen aparecer por los malos hábitos de limpieza, sin embargo, el principal culpable es el azúcar, y no hablamos de postres o caramelos: a veces las caries hacen su entrada gracias al biberón.
Más de una vez hemos puesto a dormir a nuestras criaturas con el tetero en la boca. Y a pesar de ser un “truco” efectivo para que logren conciliar el sueño, el azúcar propia de la leche (sea la que utilices) va penetrando en el diente de tu bebé, haciendo más probable el desarrollo de las caries. Algunos dentistas de niños también señalan que las bacterias que causan las caries pueden pasarse de la mamá al hijo (por ejemplo, cuando comes de la misma cuchara de tu bebé o limpias el chupete con tu saliva).
Por supuesto que la dieta del pequeño influye: si toma jugos o consume frutas con frecuencia, si prefiere los cereales dulces o la típica galletita diaria para convencerlo de comer sus vegetales. Todas estas mañas conllevan a desmineralizar los dientes si no se mantiene una buena higiene bucal.
Bien sea que tu bebé tenga sólo un par de dientes, es importante cuidarlos. Los dientes de leche, aunque eventualmente se caen, abren paso a la dentadura adulta. Si se atrofian o se dañan (o incluso si se mudan antes de tiempo), tu hijo o hija estará más propenso a una vida de malestares en su desarrollo físico, mental y emocional.
¿Cómo identificar las caries en bebés?
-Usualmente los primeros dientecitos tienen un tono “puro”, es decir, un tanto blanco. Pudiera ser caries si notas que los dientes cambian a un color manchado, marrón o amarillento.
-Si ves que llora o empieza a gritar al consumir alimentos bastante dulces, calientes o fríos (por el impacto del azúcar o la temperatura en el “huequito” dejado por la carie)
-Lo más obvio: puntitos oscuros u orificios en los dientes. A veces resultan perceptibles a simple vista.
¿Se puede prevenir o tratar?
¡Sí! Al igual que en los adultos, las caries tienen solución. De hecho, es más fácil prevenir las caries que tratarlas. Si sospechas que tu bebé tiene caries, lo mejor es llevarlo con un dentista pediátrico. Un profesional será el único que podrá determinar si es una carie superficial, si tu niño necesita más flúor o si es un daño más profundo. Mientras tanto puedes:
–Limpiar con gasa las encías si tu bebé aún no tiene dientes.
-Una vez que los dientes empiecen a brotar, cepíllalos dos veces al día (al despertar y antes de dormir) y después de consumir alimentos dulces.
-Evita ponerlos a dormir con el biberón en la boca. De ser posible (y si pasa de los seis meses), quítale la costumbre de lactar o tomar leche durante la noche.
-No coloques leche condensada, azúcar o sirope en su chupete. Increíblemente, es una práctica que todavía se usa para “calmar” al niño.
-Si tienes caries, no utilices las cucharillas de tu bebé o limpies el biberón o chupete con tu saliva.
-Lo más esencial: limita o elimina el consumo de azúcar. Un jugo natural en las mañanas o un plato con frutas no le causará problemas. Pero si su dieta consiste en jugos comerciales, galletas o barritas de cereal, chocolate o caramelos, estás dándole paso a un camino de malos hábitos.
Imagen vía Pixabay
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